Con seis líneas, el Metro de Santiago tiene 136 estaciones en 23 comunas de la región Metropolitana. Es un medio clave para movilizarse en la ciudad y -de paso- una característica protagónica para muchas personas que deben elegir dónde vivir.
Trovit, portal de arriendo y venta de propiedades, analizó más de 8.000 avisos publicados el primer trimestre de 2.023 correspondientes a departamentos ubicados dentro de un radio de 500 metros de 81 estaciones de metro, buscando saber si su cercanía era un factor en el precio. Y hubo una sorpresa: el 59% de las publicaciones de viviendas en ese perímetro registraban un valor mensual más bajo que el promedio de las propiedades que estaban fuera de ese rango, en la misma comuna o en las inmediatamente vecinas.
La razón es que las empresas construyen de menor tamaño porque el perfil de quienes habitarán ese lugar son personas jóvenes, sin familia, que se entusiasman más con la ubicación que con otro factor. Esos barrios no tienen un perfil tan residencial, sino que se combinan con un desarrollo comercial o de oficinas.
“Una propiedad que cuesta menos y que tiene conexión con el sistema de transporte es sin duda una buena opción para este perfil de inquilino. Ahora, el arriendo más barato indica que otras zonas gozan de un nivel de plusvalía más alto, que se puede deber a otros factores. Cada persona debe equilibrar las ventajas y desventajas que tiene vivir cerca o lejos de una estación”, destaca Rocío Aravena, Customer Success Analyst de Trovit Chile.
El estudio determinó que cerca de la estación Tobalaba, en Providencia, el promedio de los arriendos es $702.575 versus $771.793 del extrarradio, pero la diferencia de tamaño es significativa: 48 metros cuadrados versus 70. Otro ejemplo es la estación Ñuble, en Ñuñoa: $429.377 por viviendas de 40 metros cuadrados frente a $456.253 por 47 metros cuadrados.
Hay algunas excepciones, como Baquedano, Moneda, las que corresponden a Estación Central y Monte Tabor, en Maipú.
“Estación Central y Santiago, en particular, tienen una dinámica tan urbana, donde la vivienda vertical ya ha sido explotada y mantiene puntos centrales tanto financieros como culturales. En otras comunas, donde el desarrollo de departamentos o casas se mantiene activo, el efecto de un acceso al Metro pasa desapercibido frente a características intrínsecas de la propiedad como el que sean más grandes, que tenga más habitaciones, áreas de entretenimiento o el estilo de vida que proponen”, indica Aravena.
Más inseguridad
Víctor Danús, gerente general de ProUrbe, comenta que quienes más buscan vivir cerca de una estación de Metro son los jóvenes. “Son departamentos de uno o dos dormitorios muy solicitados por estudiantes o profesionales recién egresados que no tienen transporte propio y llevan una vida urbana más activa”, señala.
Cuando las personas empiezan su vida familiar y necesitan más habitaciones, la variable del Metro puede ser valorada, pero no es determinante al escoger un lugar. “Esas personas en su mayoría prefieren lugares con vida de barrio. Estar muy cerca de una estación implica lidiar con mayor flujo de personas, de actividad comercial y posiblemente un mayor grado de inseguridad”, precisa.
Santiago Truffa, profesor del Centro de Estudios Inmobiliarios del ESE Business School, ligado a la Universidad de los Andes, acota que hay que matizar los resultados del informe porque hay muchas variables que influyen en el valor de un arriendo. Propone evaluar propiedades comparables entre sí, ya sea por tamaño, cantidad de habitaciones, ubicación, materialidad, etc.
“Y porque también hay zonas en las comunas donde se ha permitido una mayor densificación, lo que ha incidido en que pueden haber más unidades de viviendas en espacios más reducidos. Y eso permite que mucha más gente pueda vivir cerca del transporte público versus otros lugares de una comuna donde hay casas con patio y son más caras. El Metro es un factor relevante porque aumenta la demanda de personas por vivir cerca de él para mayor conectividad”, indica.