Las tendencias en cuanto a compras de terrenos aptos para desarrollos inmobiliarios han cambiado notoriamente en los últimos años, reduciéndose el tamaño de los paños adquiridos por los inversionistas y también la cabida para las viviendas a desarrollar. Esto, debido principalmente a cambios normativos, la incertidumbre jurídica y económica, mayores costos de construcción y problemas de financiamiento, entre otros factores.
Así lo revela un estudio realizado por Colliers en base a antecedentes analizados a nivel nacional, pero concentrados en la Región Metropolitana, durante el período que va desde 2.017 a 2.022.
Sergio Correa, gerente Inmobiliario de Colliers, comentó que “hoy las inmobiliarias no están dispuestas a tomar riesgos como antes, cuando compraban grandes terrenos para desarrollar proyectos de largo plazo en varias etapas”.
Explicó que “si el terreno promedio que se compraba en 2.017 para desarrollar un proyecto era de 5.700 m2, a 2.022 bajó un 7%, llegando a un poco menos de 5.300 m2, considerando desarrollos en altura y en extensión. Por otro lado, si hace seis años se vendían sitios para un promedio de 455 viviendas, a 2.022 esto cayó a 231 unidades, lo que significa casi un 50% menos”.
El análisis destacó que en varias comunas con gran potencial inmobiliario, como Ñuñoa, en la región Metropolitana, y Concepción, en el Bíobio, se han realizado modificaciones importantes en los planes reguladores, lo que ha impactado en esta tendencia de adquisición de paños.
En esa línea, comentó que “donde antes se permitían edificaciones de 15 pisos o más, hoy esa altura está limitada. Lo mismo sucede con la densidad, pues en lugares donde se podía proyectar con densidad libre, hoy se acota en muchos casos a menos de 1.000 habitantes por hectárea. Esto no se condice con las importantes inversiones que hace el Estado en infraestructura de transporte, como nuevas líneas de metro, para que un plan regulador no permita densificar en el sector inmediato de una estación”.
Por otra parte, en Colliers indicaron que la falta de certeza jurídica para desarollar proyectos inmobiliarios, ligada a constantes revisiones administrativas, técnicas, ambientales y políticas, que generan que un proyecto pueda ser detenido, incluso tras haber obtenido todas las autorizaciones correspondientes, produce que el rubro necesariamente opte por proyectos más acotados.
A lo anterior hay que sumar que, según la Comisión Nacional de Productividad, para aprobar un proyecto se pueden llegar a necesitar hasta 133 permisos únicos, varios de estos emitidos por las direcciones de Obras Municipales, entidades que en su mayoría demoran bastante más que los plazos legales en entregar dichas autorizaciones.
Precios promedio se contraen
Según el estudio de Colliers, lo anterior ha influido en el valor de venta de los terrenos, ya que al ser más pequeños y con menor rendimiento, el paño promedio bajó desde algo menos de 230.000 UF a 150.000 UF, lo que significa un 34% en el período analizado.
Sergio Correo precisó que todo esto no implica necesariamente que ha bajado el precio del suelo, “aunque sí hemos visto descuentos en las últimas transacciones, básicamente, porque quienes hoy están comprando están en búsqueda de oportunidades. Donde más se nota esto es en el año 2022”, acotó.
Respecto de las proyecciones para esta tendencia en adquisición de sitios, en Colliers afirmaron que “mientras la venta de viviendas nuevas no mejore y los bancos no flexibilicen el financiamiento de proyectos nuevos, las inmobiliarias deberían seguir comprando paños de los tamaños actuales”.